
Por Galileo Contreras Alcázar
Trasminado, el cielo vuelca celeste sus azules
el sol en su amarilla obscenidad abraza
trashuma en su andar un cuerpo hendido
de la supuesta esperanza que no pasa
y pesa incierto su errático destino
de un ser que se deshace de sí mismo.
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Y ayer apenas primavera de horizonte sin veda
ni labios vendados
ni ojos de tristeza
ni ninguna soledad
ni una quimera
ni condenada
ni esclava de tu pena.
..
Eras la nena, niña alegre
entre juegos de muñecas
recuerdas al bebé de goma que cuidabas
la Barby que querías ser
sus zapatos, su blusa y sus faldas
eras la princesa en el espejo
incierta del deseo incipiente de tu cuerpo
ilusión en construcción
mujer en crecimiento.
..
La vida en silencioso devenir
besó al amor sin culpa
sin pecado
la familia un manto protector
cobija tibia
pero nadie estaba en casa
la escuela desconcierta
la fiesta invita
la tele aturde
cambian los grados escolares
cambian los juguetes
cambian las ropas
y la muñeca eras tú
y el mundo un desordenado
cuarto en que reposan
los objetos pedidos de la infancia
en el espejo no eres niña
pero tampoco mujer
solo ambigua ilusión en construcción
quieres ser pero no sabes
te aprendes
te tocas
te desprendes
la noche ya no dura como antes
no sabes dónde surgen tus deseos.
..
Ahora vas sola en el azul celeste
el tropiezo pasó como un presentimiento
sin apenas sentirlo
no fue el sueño aquél
ni el restaurant romántico
ni hotel
ni matrimonio
ni anillo
fue querer escapar
fue la incomprensión
de sentir el calor
el mareo del alcohol.
..
El sol abraza en su amarilla obscenidad
y tú no has dicho nada
callada en el hartazgo
has pospuesto la pastilla
que tu mejor amiga consiguió
has pasado de largo
los médicos de negro
con sus largas pinzas.
..
Tú lo quieres aunque sola
y abandonas la puerta de un hospital clandestino
quieres tu ser como a ti misma
has crecido
ahora sabes que no hay una verdad
pero siempre habrá tiempos mejores.
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